por Ismael Conchacala Gil

Esta conversación se da a partir del recuerdo de María Elena Gil Daza, quien al mirar las fotos pudo reconocer a Roberto Moyer. La foto fue tomada en la actual Sarachui, Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia. En este lugar cuenta con una particularidad puesto que la mayoría de sus habitantes hablan una variante de la lengua damana y la lengua kogui, es decir no se definen de una etnia o de otra sino conviven entre ellas. Este lugar de elección del misionero es en Sarachui donde al fondo se puede reconocer la montaña Dunarua. 

La memoria de un misionero gringo que llegó de una forma inesperada, habita vagamente en el recuerdo de algunos ancianos y ancianas. Esos vestigios siguen siendo apreciados mediante retazos de construcciones invadidos por las casas tradicionales que inquietan quienes llegan a este lugar y a las nuevas generaciones. El misionero se estableció por largo rato; para algunas personas fue medianamente aceptada y otros lo tomaron con gran desconfianza, incluso lo acusaron de tener intenciones ocultas con los sitios sagrados, en especial con las lagunas.  Por eso esta conversación abre una perspectiva que permite apreciar la historia desde quienes vieron al misionero y cómo lo interpretaron mientras él desarrollaba este trabajo.

Esta memoria ya casi enterrada, hechos en la lejana montaña de la Sierra, se hace necesario volver a contar para entender los sucesos que nos atraviesa como pueblos indígenas en la Sierra, sobre todo quienes hemos transitado en Sarachui. Ante los evidentes vestigios que aún prevalece, las memorias de Moyer, ha sido nublado ante los constantes cuestionamientos de los fenómenos religiosos. Por lo tanto, esta conversación irrumpe esos silencios e inquietudes y busca insertarnos en nuestro panorama de las confesiones de fe cristiana en la Sierra y entre los wiwa para repensar las espiritualidades.

Las verdades que nos envuelve y a la vez nos desliga de nuestras raíces nos lanza al desafío de comenzar a contar estas historias, ya que podríamos encontrarnos con huellas en nuestra forma de pensar y creer. Por lo tanto, narrar esta pequeña historia nos lleva a reconocer un punto en común, como las políticas de conservación y preservación que ha implicado en la radicalidad de definirse como kogui. En este sentido, al igual que mi madre María Elena, conversando sobre Moyer, me muestra las huellas de mis abuelos–esos acercamientos que se puede entender como inocente o la habilidad intercultural al crear un lazo de amistad con el misionero y su familia. Pero también saber que en esas tierras caminaron mis abuelos buscando interrumpir y dialogar sus saberes con el otro haciendo del espacio de encuentro de saberes y formas espirituales. 

Es importante también anexar que los wiwa de Magdalena, ubicado por la cuenta de Rio Guachaca, casi en su mayoría provienen de la parte de la Guajira o Cesar. Los hijos y los nietos han nacido en esta cuenca. Sin duda fue de gran provecho para las nietas de María Elena contar de su vida y de paso también contar el lugar de procedencia, además desde un enfoque particular, en este caso a partir de la vida de un misionero norteamericano que vivió entre ellos por la década de los años 1970 y su retiro de Sarachui fue hacia 1980 para vivir en la ciudad de Santa Marta como uno de los pastores fundadores de la Iglesia Cristiana la Esperanza cuya labor entregó hasta el 2010. 

María Elena, quien es mi madre, aún recuerda con gran emoción aquellos tiempos revelados por sus canas. Al narrar también viene la nostalgia, las prohibiciones de la abuela y de sus tíos. Pero también el apoyo de su Padre, ya fallecido, Mama Rumualdo, quien vio en ellos y en las palabras de Jesús, valores que podía contribuir a la comunidad. De ese modo María Elena siempre estuvo atenta de estos extranjeros, sobre todo cuando su mano fue destruida por un trapiche de moler caña, así que a lo largo de la ausencia ella guarda un motivo para agradecer a Dios, a Moyer, quien ya partió donde su Padre. 

¿Cuándo y desde dónde narrar?

Traje algunas fotos sobre Moyer en mi computadora y le pregunta a mi Madre, María Elena, sí ella reconocía algún personaje. Luego de varias ojeadas y los esfuerzos por identificar el lugar de la fotografía y personaje comenzamos a palabrear:

Is (Ismael)
Ab (Abu María Elena)
La transcripción de la conversación está en la lengua Dʉmʉna, con la traducción al castellano en letra itálica.

                          Foto: Roberto Moyer, al fondo la montaña Dunarua

Ab: Shka tunargandzina, winʉn. Veo gente que nunca he visto.

Is: ¿Ima sisi mʉntuka? ¿Reconoces a este señor?

Ab: ¡kuidao Lubelto Moyer! ¡Cuidado! ¿No será este Roberto Moyer?

Is: ¿Mʉntukaru tua ki mau? ¿Puedes reconocer por lo que viste antes?

Ab: Akʉʉʉ. Siii.

Is: Kuima nʉnkuashka. Esto fue cuando era joven.

Ab: Larry zhaginuka angugsha shki uka nanu. Tenía a Larry aun en su espalda, eso recuerdo.

Ab: ¡Lubelto buyengua tun nanʉnga! ¡Nunca más veré a Roberto!

Is: Ima Sarachui tun, konakezhi Dunarua. Esta foto se tomó justo en Sarachui, al fondo se ve Dunarua.

Ab: Sarachui tun. Si veo que es Sarachui.

Ab: Memaga si, malebandzina, karesondzina dziayanka anzhengui kʉkuazha nuka warun. El aún debe tener los cantos de voz, en gaitas, lo que en aquellos días tocaron debe tenerlo guardado.

Luego de mirar sin conversar mucho, pasamos a mirar una foto más actual y le dije a mi madre María Elena: 

Is: Iwa ime kuiya. Mira, esta es la foto de ahora.

Ab: ¿Kua? ¿Enserio?

Ab: ¿Ima ni? ¿Quién es este? 

                                        Foto 2: Roberto Moyer, imagen de Facebook
Is:
Ashtuga. Su nieto.

Ab. Inzhina mʉkʉnzhanekakua nʉnka mʉntu, ʉtʉna mʉnegashka azhi mʉkʉnzhaneka. Es increíble el cambio con la vejez, llegar ser como otra persona. 

Is: ¿Abu inzhina kuega nanka? ¿Mamá, cómo lo recuerdas?

Ab: Kuimangui meku nekuashkʉru, mindunanʉgee kuega. Ragangua culto kinayuga nʉnkua. Nikinzhʉnka zu duma nʉtua. Cuando llegó joven era simpático. También iba a su culto a cantar. El me cuidó cuando me lastimé la mano.

Is: Abu ukuashka kʉlapishi mʉnga. Eso fue cuando te lastimaste con el trapiche.

Ab: An, ima pa, zoun, ingui ima pa zoun. Imangua zoun, pa gʉs. Meme nʉnkua Lubeltu ime zukuega nawanka nananu. Sí. Me dejó molido este dedo, también este. Y este me dejo colgando. A pesar de eso Roberto me sanó la mano.

Is: ¿Kua? ¿Enserio?

Ab: Dueba zhe kuegangui nangusha. Guazi Anitagangua angusha. Tenía a Dueba [apodo del primer hijo] recién nacido. La comadre Anita también tenía un recién nacido.

Is: Abu ¿Anita nene? ¿Nanzhe mena? Madre ¿Quién era Anita? ¿su esposa?

Ab: Akʉ. Ra kute, ya inzhina duga apanʉnpana. Ukueru, nagangui men mʉtʉnkurarga, nagangui uraga kinki gonka, enka mʉtʉkura ukuama nemkaru. Ukuama enka, zha nemka, nekinzhʉnka nemʉtshika ananka. Sí. Estuve sentada, no tenía modo de agarrar ni cuidar a mi bebe. Entonces ella me ubicó en una casa tradicional que habían hecho para alojar gente enferma. No solo venían enfermos, también los que tenían heridas en alguna parte.

Is: Abu ukuashka shka zha kinzhanuwenru meku neka nananka. Mamá, es decir, ¿cualquier persona que tuviera alguna dificultad en salud llegaba a ese lugar?

Ab: Akʉ. Sha zhangonekanka kimʉna. Sí. En realidad, ayudó a muchos.

Ab: Shka zha amtuwa awanshka meku, shka zha amtunwa awanshka meku neka nananka. La gente se enfermaba y llegaban, cualquier problema de salud, enseguida llegaban. 

Is: Ukuashka ni kinuka nanka ¿bebía? Entonces tenía un puesto como ¿medicina?

Ab. ¡aja! Bebia. ¡Así es! Medicina.

Ab: ¿Nanzhe guazingua memengui ʉtʉna nekʉnuka tuanu? –foto ki tua nushi. Seguramente su esposa también estará igual de anciana ¿verdad? –dice mirando la foto.

Is: ¿Ay nanu? Seguro que sí.

Ab: Ashtuga angaga te, ninzhe nʉnka menanzhe kua teruanzhe. Parece que está con su nieto(a), ¿será del hijo o de la hija?

Is: Ninzhe nʉnka guazhi, ashtuga. No sabemos, solo sabemos que su nieto(a).

Is: Abu bion mʉkʉnzhʉnguashka na meku naya ¿Cuántos años tenías cuando ellos llegaron?

Ab: ¡mm! ¿Ay bion ki nʉkʉnzhananka nanu? Kumi nʉnkuguashka. Kumingʉma kiewa nekʉnukugashka jue. Ukuemdzi ya tunʉnkura, ya avión, ya Helicoptero nakuashka nawinguiru, Mulkuangaga nayʉnukura [sen nekʉnashi] momomba mʉta, mʉta, neneshanka ¿No sabría qué edad tenía? Quizás fue cuando apenas estaba desarrollándome. Nunca habíamos visto un helicóptero, un avión, así que cuando lo vimos por primera vez nos asustamos mucho, estábamos en Mulkuangaga, en el campo y nos metimos entre los helechos para escondernos.

Is: Ukuashka Helicoptero nakunka nʉnkua. Eso quiere decir que antes no habían visto un helicóptero.

Ab: Tunʉnkura nʉnkua. Ukuemdzi ya agʉni kumi nekʉmpʉngugashkʉru Ade  meku neka nʉnkua, Ade meku nunayʉmpana, kultu. No, nunca. Luego cuando ya fui creciendo mi padre [Rumualdo o Jose del Rosario, Mamo wiwa] quien iba constantemente donde ellos, comenzó a llevarme al culto.

Is: Ukuashka Adenzhe anshpebu. Eran amigos del abuelo.

Ab: Kultumba nayʉn kekandzinaru anzhe dzineka, ʉgin dzineka shka. Iwa ade Pilusenzhe anzhade, ranzhadenzhe anzhingʉmindzina, Selunkasandzina. Awame meku malebamba kuiyanka aingui kʉkuaga warun. Meme ne shkaye yami me nandu tuan nayakua ʉguaruga, shka meme guganka tuanʉge namsi kin. Iwa ime shiwana tuʉnga shi nʉkʉndziankandzina, Abu Awitsama, e guganka, e kuishishkandizna. Ukushka Aderu akanʉn teshka nananka.  Iba mucha gente a culto. Algunos aún viven como el padre de Piluse, los hijos de mi padre, la familia de Selunkasa. Pienso que él [Moyer] debe tener los cantos y bailes de maleva [cando de voz]. Por eso pienso que si él viviera un lugar donde se puede ir caminando me gustaría ir para ver la gente de esa época. Lo que soy ahora, lo que aprendí sobre masaje me lo enseñó la madre Awitsama. A ella también le tomaron foto y la grabaron. Claro, mi padre siempre tocaba su gaita.

Is: ¡Akana! ¡Tocando!

Ab: Iwa Ade Ramon, akanʉn teshka, kuiyan teshka nanka. Bʉguiii. Ahora a Mama Ramón lo ponían a tocar y bailar. Fueron muchas cosas.

Is: Abu ukuashka memekuega, neka masha awakuagaru iyuni awanka. Entonces, ¿él nunca pidió dejar nuestras costumbres?

Ab: ¡mm! ¡mm! Ukuashka meme gugankandzina meku si memengui kuazha nuka guaruga na. ¡No!, No. Por eso es que pienso que él debe tener esos materiales.

Ab: Domingumbaru, meku. Gʉmtshinandzina ʉgin kumindzina nayankura. Awananka ay newaka. Awintuzhi ʉgin dugua awemdzi, yami ingui akute, yami ingui akute, yami ingui akute. Mei ʉnte awemdzi pabe. Newaka tuga nananka ni, iwa tugashkʉru “Pabe bima agʉni zhangaka ki nanu” neguazhi ki ay sinehu ʉguaruga na. Los domingos llegábamos al lugar de la reunión. Íbamos varias jóvenes. Los que íbamos nos pedía a realizar juegos. El juego consistía en cocinar huevos y distribuirlo en varios lugares para ver quién podía acumular más. Ahora pienso que quizás él quería saber “quién era más vivo o ladrón”, quizás esa pudo haber sido la razón de esos juegos. 

Is: Abu ni meme akute. Mamá ¿podrías decirme cómo era la distribución?

Ab: Awintuzhi bʉgui dugua awemdzi, kute, kute, kute, kute, kute mei akute. Awanshka kumi, gʉmtshina ʉgin nente. Awemdzi dumegumʉn nekaya awenru, dumegubingui mei. Bimaga agʉni guguwa. Awananka raga mowa me ʉnkʉngugʉngashka iyambamʉndzigaru, da, da, da, maigua, makegua, ʉnkʉnzhiguga, ʉnkʉnzhinguga. Awanshka raga bʉgui ʉnkʉnguguni. Ime, ime neneshishka. Alubertu ¡uyy! Ay bueno nananka. Gʉmtsha mʉkamka eku mʉnayuwenru amka minguga. Amka ningui bebía saka, amka mikawa. Awemdzi kʉ akawa, josha, guazigaru kʉ jokua. Ey neka ¡wa wa guazi! ¡Era bueno! Cocinaba los huevos y lo ubicaba en un espacio. Este juego era para jóvenes y nos instruía para el juego. A la final alguien tenía que agarrar más. En mi caso siempre lograba agarrar dos, otros lograban dos, tres incluso cuatro. Esa cosa hacía con nosotros. ¡Uyy Roberto! ¡Era buena persona! Si llegas con un hijo enfermo, enseguida se hacía cargo. Se preocupaba por conseguir el remedio y le daba. Daba comida y la comadre ayudaba bañar a los niños enfermos. Eso hacía ¡Pobre comadre! ¡Era buena gente!


          Foto 3: Archivo familia Moyer

Is: Abu, awananka domingombaru zha nuka, ¿Adenzheki guaka? Mamá, ¿entonces el domingo se dedicaba a hablar de Dios?

Ab: Memakin guaka, awanshka nukunʉnkuragaru, ade Ramonga nekanzhakitsha, nekanzhakitsha “ime kima guʉga, ime kima guʉga, ima kime ʉguanakuaga kima guʉga”. Si solo de eso hablaba, para los que no entendíamos Ade Ramon era nuestro intérprete “esto dice, de esto está hablando, de este pensamiento habla” eso nos decía. 

Is: Abu, ukuashka ¿ni ingui guakanka maka ʉguanun? ¿Abu, hay algo que se acuerde de lo que él dijo esa ves?

Ab: ¡aja! Ta uyashka iwa nekandzhinzhakitsha awankaru ya meme “shka guakawinka, shka ja ʉguanawinka,  rua anzhawinka, ni awawinka ¡mmm! Ekuega zhangawinka. Ikʉnushinzhe ruama minuka kima meme nekakuaga. Zhakitsha ashayawinka. Awazhintshitakangua guama guaka. ¡Tal vez! Claro, como el intérprete estuvo haciendo su labor supe un poco lo que se decía “no hablar mal de la gente, no pensar mal de la gente, cosas que no se debía hacer ¡mm! No robar. Los que roban tenían espíritu de diablo. No se debía hablar más de la cuenta, el chisme. Incluso dio consejos sobre el alcoholismo.

Is: Abu, ukuashkangua dzangawi kamka nʉnkuame. Abu, seguramente en ese tiempo también a la gente le gustaba beber.

Ab: Ann, dziangaka. Bʉgui guaka. Sí tomaban. Enseñó mucho.

Is: Abu, ukuashka zha dzinuka nananka ¿dzinukuʉn? Abu ¿Cómo estaba la gente, atentos o no?

Ab: Shkaru ʉguin ʉntee. Había mucha gente sentada, escuchando.

Is: Abu, ukuashka inguigaru, nukua, ʉnguazi shizhindza. Abu, ¿piensas que algunos se quedaron con alguna enseñanza?

Ab: Kame, ranzhadendzinaga, inguigaru ingui shindza, inguigaru shindzindzuni. Nʉnkaru nukuawi amka.  Shkua adegaru sha shindzankagaru shka guaka, guaka aunka tun. No sabría decir, mi padre, mi familia aprendieron algunas cosas, a otros no les interesó. Otros ni siquiera querían oír. Tal vez algunos ancianos les llamó la atención y de allí han reforzaron su saber y no hablan mal de la gente.

Is: Abu meme shi dzinzhakʉndziguashka maka ni ingui mʉkʉmakuma. Abu, cuando él enseñó, que de eso quedo contigo.

Ab: Sha nʉkʉmakumanka tun, zhangawinka, shka guakawinka, shka zonzawinka, shka nashi kinzhazhi nayʉnuka “nakʉn nukʉru”, zume. Pienso que me quedó algo como no robar, no hablar mal de la gente. Ayudar a la gente pobre que viene a nosotros.

Is: Abu ukuashka mema mʉgaguigangui, manzhe shibʉlamazhigangua, kua mʉgauiyunka nʉnkua meme nukua. Abu, ¿pero eso que te enseñaron era algo nuevo? o ¿ya sabía cómo enseñanza de la cultura?

Ab: Ingui, nʉgaguigangui, ja mimtawinkamba nʉgaguiga, zhangawinkamba nʉgaguiga ¡mm! Ya terua “gʉgaso, gʉgaso” kahi nayawinka. ¡aah! Shka yuku “bin ki mʉnayu, ni ki munayu, nakawa ushi” ime iyawinka. Ime nʉkʉzhika nʉnkua, mimi mʉndzi agʉni zukuega nikirte. Agʉni kinki agʉni zukuega nikirte ukaye, ade Ramonga meme guaka. Meme nara ʉtʉna neka tukuashka meme zume tua. Bueno eso ya lo sabía, por ejemplo, ya me habían enseñado contra el enojo, no robar, ¡mmm! Que no había que discutirle al marido y luego irse. ¡aah! Decirle a la gente “a dónde vas, que llevas, dame tal cosa”, esto era algo que no se debía hacer. Aunque ya me habían enseñado incluso estas cosas, sentí que lo que me enseñaron le sumaba cosas buenas para la vida. Cuando Ramón interpretaba solo era para conocer más y cuando ya llegué a ser anciana veo que era necesario y bueno conocer.

Is: Abu ukuashka mama Ramongua meme neka, nangua. Abu, es decir el Mama Ramón también iba a ese lugar.

Ab: Akʉ, ranzhade ʉna kʉnzhʉnakin shuan neka. Claro, mi padre llevaba a todos de su casa.

Ab: Ukuashka ni nekoka nananka. Iwa avena, iya tun kima naruga, harina cemento atshikuagaye kuegamba tshi atshikuagandzina itunshanka mema ay nekoka. Ime akʉtsha, ime akʉtsha. Akʉ lecheru pote imakin kuegamba atshikuaga, meme ay zhikoka.  Meme avena, bienestarina. Awananka unguzi, unguzi nekawa. Akʉ mʉntekaru ay burunaye abʉntshi, imakin giewaga pote iyamba atshikuaga.  Recuerdo que nos daban la avena. Ahora no veo ese tipo de harina, estaba empacado como el cemento, nos daba ese alimento. Nos daba de a poquito. Y la leche venía en unos potes de tamaño pequeño, ese producto es el que más regalaba. También la avena y la bienestarina. También traía aceite como un algodón en un pote. 

Is: Shkaga meme neka ukueru “wa” mekin ʉgaguana. La gente no había dicho nada por el momento por las cosas que hacía.

Ab: Akʉ, wa mekin, ʉgaguanʉnukuemdzi, ya iwa gegʉrga akuzhiwa tuʉn argua ukuashka, men akuzhiwa juntshika, dzinguakuemdzi akʉ ʉnguazi dzawi winʉn ay nayanka nanunkianu. La gente no le había dicho nada, pero cuando él comenzó a subir a las lagunas la gente se molestó porque pensaron que tenía intenciones de vender la laguna. Entonces la gente comenzó hacerle el trabajo espiritual y de ese modo se tuvo que ir.

Is: ¿Kua? ¿SÍ?

Ab: Akʉ ni. Claro que sí.

Is: Abu ukueningua zha neka nananka, akuzhiwa tuʉn argua. Abu, entonces es verdad que subía a las lagunas.

Ab: An, tuʉn argua. Tuʉnki, kua anzhangan nʉnkua ʉguazhi. Iwa ʉguarugashkʉru ni ya meme guama ʉgʉtshikuaga nʉnkua anzhangan arguʉnukua, ʉguaruga. Anduga tuʉnki eeh. Ukuashka meme akuzhiwa ekuiya anzhangan, aruka dzinguashi, amburu kʉzhineshi nayanka nanunkianu.  Sí, subía a verlas. Pienso que quizás solo a ver o como dice la gente a robarle a la laguna. Hoy pienso que un señor que sabiendo buenos consejos no pudo estar intentando robar a la laguna. Pero la gente estaba segura que subía para robarle a la laguna por eso la gente comenzó a decir eso y después de todo le hicieron trabajo espiritual y se fue. 

Is: Abu, meme ukuambaru shkaga amburu kʉnekʉmpana, nayega. Abu, entonces esa fue la razón por lo que le hicieron el trabajo espiritual.

Ab: Shka ʉgin Maluamke zhanandzina winʉn. Ukuashka inguinguinzheru dumama nʉnkua. Se habían reunido incluso con varias personas de Maruamke. Para algunas personas era muy querido.

Is: Raga kʉnkʉnaga atunshanka ʉguaruga kima nʉna. Yo pensaba que fue la guerrilla la que los desplazó de la comunidad.

Ab: shkaga atunshanka kimʉna. Fue por las mismas personas de la comunidad.

Is: Ukuemdzingua atunʉn kʉzhia. Entonces la orden que le dieron fue salir.

Ab: Ukuendzi ʉnangua nayʉmpana awanka nʉnka tun. An imbuamba nayʉn kʉzhia, zha ukueme. Davidkin meku kuteshi. Ingui naka, naya nekʉnukuanka. El comenzó a ir poco a poco. Claro, debió ser que le dieron órdenes de salir pronto, o quién sabe cómo fue todo.

Is: Abu, ¿David nene? Abu, ¿quién es David?

Ab:  David, memaru men kankuama zhana, iwa mama Saul wiza mema nʉn… Saul ru imakin kuega kʉso pʉnguen, ukuemdzi kuima usha. Ukuashka shkua mena memengui imakin kuega ʉnkʉsoshkuemdzi gaya usha. Ukuemdzi bion kʉsonukueme ukuashka Fonseca zhana iyaga mimi wʉk kʉnekʉn naka. Ya mema gaya naka jintshanka ʉnkʉnguga, mema Saul nʉn jintshanka. Iya kima meku ingui meme arguan nuka nananka. Jina, kua Ena zhaginuka ya mayor nekʉnuka, ingui, ingui bo kʉnzhanekʉnukuamba angieka. Davidga meku matshumba itunsha. Guama ʉguiyan, aguiyan “nakun mʉnanʉnkaru nanun ni” kaya, mula guama ʉguiya, Jina mawa, Davidga uyuna.  Ukuashka mema Saul kin kʉmakuma. Ukuemdzi kima iyakin kuteshi, ya meme mena angekanka, sinʉya. Iyamba kima manzasi Nuanexan simba kuaga na. Mema Davinzhe nananka kimʉna. 

David era de Atanquez…compañero de Saúl, el que murió hace poco. Este Saúl, Moyer lo había tomado desde muy pequeño hasta que fue un hombre. También había tomado a una niña y la cuidó hasta que fue mujer. No recuerdo por cuánto tiempo más la tuvo hasta que vino un hombre de Fonseca para pedirla como esposa. Era un hombre de algo de edad y se casó con Ena o Jina, no me acuerdo bien el nombre. Ella es la que había sido criada con Saúl y se casó con David. Era David quien, montando a Jina en la mula, se la llevó. Le decían a ella que iba volver, que no tenía que preocuparse. Solo se quedó Saúl. Esa es la casa donde vive su tía Nuanexan. Esa era la casa de David.


         Foto 4: De izquierda a derecha, Ramón Gil, David Bolivar, Eloi

Is: Abu, awanka bion kuagua, ʉgin ugua kʉgi meru. ¿Cuánto tiempo habrá vivido, quizás diez años?

Ab: Ʉgin kʉgi nʉnkuamengua, ra imakin nʉkʉnzhʉnguashka mʉtkuemdzi, ra gaya nekugemdzi, mimi meme nakuga nazhi, nandzingasha awanshka naka. Nawi zhinzhoma shi nekʉndziʉnka nekahi, nawi dibujongʉma gawʉn nete, ningui gawʉn nekaya. Ukuashka shkaru iyaye “e zhʉngʉrga kin tete, tete, tete” nayawinka nʉnkuangua. Ukuemdzi ra gaya nekugemdzingua, ya maigua kʉgui…ʉtshiguambaru soma so awanaruga. Ra soma nʉkʉnʉnka ya tshukuega nangusha nayanka nanunanu. Muchos años. Moyer entró cuando yo era una niña. Yo iba, cuando me dejaban ir. Querían enseñarnos a escribir, nos enseñaban mediante dibujo, pero la gente comenzó a hablar mal. Estaba mal visto eso. Desde que me desarrollé pasaron 3 años y en la quinta tuve bebe. Luego cuando mi bebe estaba grande se fue.

Is: Kua. Ya veo.

Ab: An yame kuega nekuashka Alubertu nayanka. Nahigui naya awanka. Argua, argua me nekʉnukuemdzi. Sí, mi hijo ya estaba caminando cuando Roberto se fue. Dejó de visitar poco a poco.

Is: Zu dzankʉguana, naya ukuashka. Algunas personas lo habrán extrañado.

Ab: Inguigaru zu ʉnkʉguana. Mimi zesiwakin apʉnguaga dzinguaka nʉnkua, meme kakitukua ukue iwa meme pueblo zhindzingonka nanukianu. Claro, muchas personas lo querían mucho, lo extrañaron mucho. Ese lugar era sagrado, pero de otra forma ese lugar después se volvió habitable. Cuando él se fue de allí, le hizo una limpieza ya luego se construyó una comunidad.

Is: Kua. Akʉ mema zesiwa. Enserio. Entonces antes era muy sagrado.

Is: Abu ¿awankua naga shana kua? Mamá ¿Lo habrá comprado él?

Ab: Anduga, mimi mʉta. Niga mʉtshikua guazhi kua kizhinesha zha ukua ʉguazhi. Awankua mimi kuaga. Zu pinu memamka apa awankua, pinu kʉ tshikonka.  No sabemos si invadió o si alguien le vendió para que viviera. El vivió en ese lugar y sembró pino alrededores, ahora ya lo han cortado todo.

Is: Abu ukuashka ingui shkaga, nakin shi kindza nekuni, ʉnaye shi zhakʉndzianka. Mamá, parece que ninguno aprendió para seguir enseñando como él lo hizo en ese lugar. 

Ab: Bimagangua shi kindzuni awanka. Ade Ramonga nazhiru shindzauki kindza awanka. Al parecer nadie se arriesgó, aunque Mama Ramón estuvo mucho tiempo con ellos. 

Is: Abu, ukuashkamʉkeru, ningui nukuawinka, iwa dziyayeru nawangui dzika. Mamá, en aquel tiempo entonces entiendo que la gente no se molestaba como hoy.

Ab: ¡ombe! ʉweningua agʉni meme dzika. Ukuamenguʉn memekuega amashayawinka, memekuega tuawinka, “dziya, dziya”, “eku inzhi, inzhu”, dziya dziya. Ukuashka ya meme buenu tshitukuemdiru nawa. ¡Claro! Por el contrario, la gente se molestaba más. Decían que no había que hablarle a la gente de afuera, insistían mucho, claro que por su bondad lo toleraban.

Is: Shkaga inzhu, inzhu. Sí, mucha gente le visitaba.

Ab: An, shkaga inzhu inzhu.  Enka kandzinzhamayʉn dzinaya, kaja tshipashʉn dzinaya. Sí, mucha gente venía a visitar, a cantar y tocar tambores.

Is: Awe naka iyakin nukua. Le gustaba escuchar la música tradicional.

Ab: Akʉ, meme awanshka iyakin guga. Namenguʉn kaja pashka Selunkasa, adenzhe anzhiwʉngui maleva kuiga, ukuashka ingui kaja pashka mama Paria. Shka kaja pashka Maluamke mʉndzi ingui meme uneka. Nekuatʉka “tuawinka, kanzhamayawinka” dzinguashi. Si claro, él invitaba a la gente que sabía tocar o cantar. Selunkansa era uno de esos que venía a tocar el tambor, el suegro de mi padre venía a cantar. Otros venían de Maruamake a tocar el tambor. Pero muchos decían que eso no estaba bien, que no había que enseñarle, eso pensaban. 

                        Foto 5: Anciano tocando tambor de los hombres, archivo de la familia Moyer.

Is: Abu guna meme mikinzhanguashka bion minzhʉngua. Abu, ¿Cuántos años habrás tenido cuando te lastimaste las manos?

Ab: Ida Dueba nangusha, ya nayʉmpʉnga nazhi. Ukuashka kima “ay terua shamunku anukunka ni awega mʉngukua”.  Ukuashka meme nʉkinzhʉnka men kute, nukugashka terua meku namashe. Awanshka Alubertuga, aguiya, aguiya, aguiya, ime kinzhʉnka ni, ashkawa neru kunaka, duma yakaya. Ukuashka, teruaga nʉnguaka “shigi, mogui une awʉnga ni”. Ukuashka Alubertugaru “noo sinungui nugin, sinungui nugin”. Awankua ingui semana, mowa semana, maigua gewʉmpʉngugashka, aki nʉsinungui nukuashkangua, nune, ukueru naya. Ukuashka kima aki nʉgunguangui. Ra meme nʉguʉnga, Sory, Patricianzhe anzhabu, ay neguʉnga. Ay mʉguanakuaga, Alubertu, Guazi, anzhe buenunguazi.  

Ya tenía a Dueba, mi primer hijo. Cuando me lastimé y al ver que no me cuidaban me decían “para que te habrás casado con un hombre irresponsable”. Roberto le explicaba mi situación, pero mi marido decía “lo voy a llevar mañana”. Pero Roberto insistía en que algún familiar viniera a cuidarme mientras me recuperaba. Roberto intervenía para que mi marido no me llevara pues no me había curado. Apenas duré dos semanas cuando mi marido decidido me llevó y no tuve otra opción que irme. Ellos sintieron mucho pesar de mí. A mí me querían mucho, también, a mi hermana, la mamá de Patricia. Roberto era muy bueno igual que su esposa.  

Sarachui en tiempos de Moyer



Sarachui en la actualidad