Autor: anónimo
Escritora: Sandra Mejía

Nota de la escritora:
Me interesó esta historia porque he escuchado algunas veces sobre la   persecución por la fe en contexto indígena, en este caso una mujer anciana de la etnia arhuaca que aún es un testimonio vivo. A través de su experiencia de vida y desde su propia voz pude entender cómo se vivía desde esa época. Esta conversación surgió un día cuando estaba con la familia y después aproveché para conocer más a fondo la historia de ella y la persecución.

En el año 1953, María Eugenia Solis, dice ella, fue la primera persona que vino con un señor gringo que se llamaba Axel Antonio Larsen para compartir el evangelio entre las comunidades arhuacas. Llegaron en un lugar que se llama Rastrojo, lo cual sigue siendo un caserío en el Jordán ( en la Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia), reuniéndose en la casa de María Luisa Solis. Allí se les compartía sobre la salvación que Dios les ofrece a las personas y le gustó y siguieron compartiéndola a las siguientes personas: Mercedes Solis y al esposo Miguel Torres, y así mismo a María Eufemia Solis, Vernandina Solis y al esposo Manuel María Izquierdo. Todos ellos llegaron al arrepentimiento y así aumentaba los creyentes en ese lugar. En el año 1958 hicieron una iglesia local para seguir con los cultos en ese lugar y así se estableció el evangelio.

Esta pionera, María Eugenia Solis, con el pasar de los años venía seguidamente a visitar y animar, pero luego dejaron el trabajo a un pastor que se llamaba Victoriano Verdugo para que siguiera compartiendo y enseñando. Creo yo que hoy en día suman más de 2000 creyentes.

En el año 1959, Cuando empecé a tener uso de razón ya había bastantes personas creyentes. Mi hermano y hermana mayor fueron los primeros que se convirtieron, luego mi mamá se animó a ir, hasta que un día decidió hacer la oración de fe y oraron por ella. En ese entonces seguía el Pastor Victoriano Verdugo donde se hacía los cultos en casa de Miguel Torres. En total 6 mujeres que eran hermanas junto con los esposos que tuvieron hijos, todos ellos crecieron en la fe y así se expandió el evangelio desde el Jordán a otros sectores donde estaba la primera iglesia.

Prácticamente soy creyente desde que nací, yo nunca he ido donde un Mamo (ancestralmente se encarga de asuntos espirituales desde la tradición) a consultar por ninguna razón y por lo mismo no conozco mucho la diferencia, aunque existen personas que han creído en las cosas tradicionales y la fe en Dios.

En el año 1987, comenzaron a hacer denuncia en la oficina de Donachwi y desde entonces empezó la persecución de manera directa. En ese entonces la población no era tan numerosa como ahora. También hubo denuncia ante la fiscalía, porque los grupos comunistas (guerrilleros) que se relacionaba desde Cuba con los Iku (arhuacos) no creyente habían buscado la forma de aliarse para acabar con la religión que no era la tradicional. Un día habían planeado bombardear la iglesia y así lo hicieron, pero no murió nadie. Esto fue la misma ayuda de Dios porque había un indígena que se llamaba Eloy que le dio el aviso a todos de que salieran pronto del lugar. Después él confesó que avisó porque se arrepintió y no quería que mataran a su gente. También estaba un bunachi (no indígena) que se llamaba Paul que pasado unos años lo mataron por evangelizar y así fue que vi que crecía el evangelio entre los Iku (arhuacos) y la persecución, hasta que crecí. Luego me casé y tuve 4 hijos, lo cual murió el tercero, habiendo tenido los 4 hijos mi esposo se separó de mi diciendo que yo era inservible y se buscó otra esposa.

Ahora pienso que siempre se debe actuar con perseverancia, eso fue lo que ayudó a seguir adelante a todos los que continuaron desde un principio en la fe, porque ese fue uno de los valores que me fortaleció ya que siendo así cada día me animaba a ir a los cultos y nunca me imaginé irme lejos de Dios. Aunque muchas personas retroceden pensando que la vida de antes era mejor, sigo pensando que fue algo bueno que Dios trajo a nuestras vidas para siempre, al no ser así ya se hubiera desvanecido como otras cosas que se acaban. Por eso continuaré, aunque hay muchas cosas diferentes, no lo cambiaré y Dios sabrá hasta qué tiempo seguirá mi vida y eso me hace sentir que soy rica en Dios teniendo mi fe en Él, aunque no tengo nada de valor ni tengo cosas materiales.

En el año 2019, después de haber recorrido otros lugares como el pueblo Kankuamo (otro pueblo de la Sierra Nevada) y Codazzi (municipio del Cesar), actualmente estoy viviendo en Pueblo Bello (municipio del Cesar en territorio arhuaco) porque me gusta relacionarme con otros Iku que no son creyente y también con personas que se relaciona con la misma fe. Mi labor desde todos estos años siempre ha sido aconsejar, animar y sobre todo ser testimonio para los demás compartiendo la fe. Soy una Iku común ya que todavía sigo con las tradiciones de hacer artesanías, hablar en Ikun, siempre mantengo vestida como gwati (mujer arhuaca), así mismo mis hijos y nietos continua con esta tradición. Lo único diferente es la creencia porque creemos en Dios, sabiendo que hasta el día de hoy para la organización indígena y comunidades tradicionales Iku no está bien profesar otra fe diferente al de los Arhuaco y a pesar de las dificultades personales, familiares y en la fe, aun así me seguiré manteniendo.